El
paño grueso en las palabras
de
alcance serio,
la
tela vaporosa y sutil en otras
de
nervio inquieto.
Ella
le escucha ajena al cesto de costura,
indiferente
al boceto de su ropaje.
Las
hojas siguen mojando la calle
haciendo
la cama a la lluvia.
El
televisor frío,
la
nevera estropeada,
los
días languidecen mucho antes
de
las primeras luces.
Nená de la Torriente