sábado, 29 de marzo de 2014



Qué sabrán esos ojos 
de lo que ven estos ojos, 
de cómo tornan el color en signo, 
y el signo en grafía. 
Qué sabrán esas lenguas que 
todo lo proclaman 
de cómo enlazo con un garabato 
un olor a este cuerpo, 
y de este cuerpo a otro cuerpo. 
Una cualidad,  un carácter,  la runa 
formada en una frente y acariciada 
por mis dedos, 
como cualquier viejo tronco que late 
cuando reclino mi sien. 
Qué sabrá la sombra rastreadora, 
esa la luna que simulo que  persigo, 
las palomas en el lugar de las hojas, 
los semáforos rojos,  ámbar o verdes, 
de todo lo que voy pensando. 
Y qué sabrán las voces que andan conjeturando 
el qué,  porqué y el cómo, 
si no saben quién está detrás de todo 
lo que coloreo y escribo, 
ni cuánto me aquilata el corazón. 





Nená de la Torriente