Nunca
faltan palabras
para
mediar adioses
de
una forma airada,
pero
decir adiós
como un pétalo cae
sobre
una fuente
es
mucho más complicado.
El
sórdido y poco gentil hará
de
la incisión un bochornoso
paso
adelante
donde
hundir el gesto
(siempre
supimos que en el campo
no
sólo hay tallos verdes)
La
despedida ha de ser hialina y sutil
como
el aliento se escapa del cuerpo,
y
dejas de estar y te vas
y
no vuelves.
Así,
como
el paso del día
a
la noche.
Nená de la Torriente