Nada como tú, y
el olor de tu cuerpo al quebrarse.
Te derrocho,
y antes de amarte
cierro los ojos
y tomo tu temblor como mío.
Te enjaulo
con la punta de mi dedo,
y devoro lento
cada pliegue ciego
-tan íntimamente tuyo-,
suspendido en el labio
casi dormido,
hasta beberlo con exceso.
Abotono
una y otra vez tu cuerpo
hasta el desquicio,
para vencer tu arrebato
con mi vehemencia.
Yo soy tu sudor,
tu vientre,
tu cadera,
tú, cada uno de mis seísmos;
y abriré mi palma a tu palma
para que me asedies entera
-gozosamente mío,
inmensamente tuya-
y me sometas,
y te someta.
Nená
Precioso... ainsssss.
ResponderEliminarBeso Neni