lunes, 13 de junio de 2011

-¿Loca?-


-Insomne, ella buscaba codos en la noche-

Lunes 1:55 de la madrugada

¿Todos queremos romper algún molde? –una simpleza-, yo quiero acabar con ellos; incomoda tener que dar pasitos a golpe de talón ajeno, sonreír y decir: no sé hacer esto, para que algún estúpido se sienta mejor. Ha pasado el tiempo, y lejos de haber mejorado, me he convertido en una convulsa, que se revuelve en su silla con zapatos prietos, aquejada de un mal que no encuentra farmacopea para auxiliarse, ni vestidito de cendal que recuerde a domingo de calma.
Me duele la cabeza. Los sonidos de la noche son aterradores. Mi vecina suena hasta cuando está dormida; creo que sus zapatillas andan solas para librarse por unas horas de su grandísimo peso. Me gusta invertir el tiempo, me gusta inventármelo. No hay dueños cuando la noche cierra filas, ni pendencias caprichosas. La lista de la compra se trasforma en poema, y el vino sabe más a vino.
 ¡OH! Creo que esta mujer que habla ya no soy yo, ahora le toca el turno a la que se peina –no suele tener la menor chispa la pobre-, es como una hermana pequeña a la que hay que sonreír todo el rato, un auténtico coñazo. Mañana le recortaré al día unas monedas y las invertiré en sauna y belleza, quiero comerme los pinos y oler a pan tostado, perderme un rato en algún par de ojos, para poder escribir sobre ellos después.

 Lunes 7:10 de la mañana

Se acabó el vino, un asco. Se acabaron los versos averiados en mil renuncias. La primera mentira siempre es más grata que la última, y la última mentira suele parecer verdad. Yo sé sobre mentiras, pero no conozco verdades como para plantar batallas –sobre todo contra mí misma-. Presumo que pronto pondrán las calles, y el ruido llenará cada espacio no contaminado, y retrocederé detrás de mí como un muñeco. Las horas se han pegado a mi espalda como pústulas provectas –siempre dando por saco-,  recordándome que hoy no es ayer, y soy el yo de mañana, el que dice que duerme y que reza.
Quizá robe hoy  la intención de alguien, o quizá sea el tesoro –inútil del todo- que otros encuentren –hay tanto entusiasta…- No quiero pensar, ahora sólo tengo que mover las piernas. Quiero café. Ya voy, ya voy ¡Qué horror, cómo suena el mundo tan temprano!

Nená

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