viernes, 3 de junio de 2011

Un padre nuestro y tres ave marías,
la mirada aguada, celeste, embebida.

El sol se suspende en tu boca
-con calinosos ecos-
esperando un beso, dos besos, tres besos,
pero nadie lo entiende.

Van a llamarte indecente
¿te das cuenta?

Llevas el sol en la boca
sólo quieres regalarlo.
Mucho es tu amor,
deseo lo llaman ellos
-túrbido y disoluto-
Pero el amor ¿no es deseo?
y el deseo ¿no es amor?

¿Dónde está la palabra
que entiende de soles
suspendidos en la boca?

Nená

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