Acepto este tiempo
No soy el grafito de punta roma
insolente y oportuno,
e intuyo que tarde o temprano
el aguacero me desnudará.
Estate ahí –no me dejes sola-
Tengo miedo del eco
que provoca lo frívolo, y
a veces no queda aire
bajo las hojas de la menta.
Sólo retengo la estancia
y el olor de un planeta derretido;
ese intermitente latir –toc, toc-
dictando meses,
medroso, necio o cuerdo,
como un anciano colegial
y estrafalario.
Nená
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