Ella es el final del camino,
el regalo del verbo.
El agua
que calma al sediento,
la voz del afásico,
la primera caricia,
la última pelea.
El recuerdo más íntimo
y más elocuente.
Ella es la que nos invade,
un parto sin anuencia
que nace para activarse;
exhibe cómo respiramos
y cuánto hemos conocido,
y cómo toleramos,
y cómo camuflamos lo furtivo;
Ella es el homenaje del verbo,
el término del camino.
Nená
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