Adelgazan los minutos
en indultos vergonzosos.
El parque olvida a los niños,
despoja de razones
a otros no tan niños
que supieron gritar a solas.
¿Qué hicimos
para que el cielo entumecido
nos negara?
Si el verde queda al otro lado del camino,
¿quedará ninguno para verlo?
Seremos sinceros:
Seguiremos
engulléndonos a Eva,
y en el mismo centro
de la manzana,
pintaremos tal vez
un corazón.
Nená
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