En desorden una idea,
ahogados a preguntas,
pero volarán hasta el techo
vagamente perdidos.
Todo es mucho más sencillo,
fatigosamente sencillo.
El agua corre por el cristal
en una pugna sin reposo,
pequeñas y únicas lagunas,
-Plof, plof-
y tú miras sin mirar
y yo en custodia, te miro.
Si yo fuera una gota
¿sonaría?
-creo que no-
Dos y sólo dos, y
afuera un mundo mohíno:
Mi mano pequeña
danzará con tímido asalto,
y tu puño cerrado
-siempre bajo la mesa-,
apresará un silencio
abrumado
e indeciso.
“Lloverá toda la semana…”
-Se escucha-
Nená
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