Todas las olas son distintas:
emerge una cascareta,
un pez cruza aleteando su cola,
la brisa tiene un golpe de tos.
Pero todas las olas parecen
imágenes idénticas,
que se arriman a la playa
una y otra vez con sus mimos.
Huellas que vienen a evocarte
que las has olvidado:
Recuerda,
recuerda Edwards,
como la peli de Hitchcock.
La mar es sosiego e inquietud,
ambas cosas,
-imposible de suyo-
Una seducción indómita
que hipnotiza, intimida,
seda como ninguna cosa,
aterroriza cuando se muestra brava,
no deja ‘a mí plin’ a nadie.
Y si lo dicen: m i e n t e n.
Nená
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