Tenme las botas un rato,
descansarán en tu puerta
de un viaje largo
por tanto bueno.
Han recibido mucho.
Cuídamelas,
volveré a por ellas.
Quiero andar descalza
lo que me queda de tramo,
para devolverle al camino
algo de mí,
y escribir con mis pies
los mismos regalos
u otros nuevos,
con pulcras pisadas.
Contaré todo lo que sepa:
No que estuve aquí,
sino gracias por dejarme
cruzar,
por dejarme ver
tanta bonanza,
tantísimo belleza.
Nená
Acepto tus botas, guárdame el camino
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