Tenías que ser tú
mi caballero,
el que aguardase siempre.
Imagino que si estuvieras aquí,
toda esa espera
desesperaría el empeño,
agotaría la imagen cincelada
de ese prodigio amartelado
y eterno.
Tenías que ser tú,
tan gallardo,
tan callado,
tan fiero,
consumiendo las horas
de mis interminables palabras, y
tu ahí tan quieto,
escuchándolas todas
enamorado, enamorado,
prendado y pretendiente,
rendido hasta la misma veta
de tu hermosa madera.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame