domingo, 20 de julio de 2014



Ya no grita el leño 
en su semilla húmeda 
ni destapa la curiosidad 
de su transparencia. 

No le recorre el arañuelo 
ni es mordido por el aguijón 
de la avispa 
en su ansiar de aromas verdes. 

Llévame contigo 
hasta la misma esencia 
de lo que fuiste, 
de lo que ahora eres, 
que tengo que aprender 
muchas,  muchas cosas.

No está en ti el fuego 
aunque todos le piensen  
al verte, 
ni el hogar, 
ni la propia muerte. 

Preside en tu amarronada 
miscelánea lo que ha de ser 
sin ser de tierra, 
y enséñame a ser antesala 
del aroma intenso, 
y de la roja llama, 
del recuerdo más amable 
de una infancia, 
sin que llegue a serlo todavía. 






Nená de la Torriente