viernes, 4 de julio de 2014

A veces mudo mi experiencia 
por derrotas 
y pinto de violeta el amarillo, 
desordeno las habitaciones principales 
como si fueran trasteros guarda todo, 
lamo los platos y me peino con los tenedores, 
me asombra un lápiz tanto como a un niño 
y mastico el grafito hasta pintarme la lengua. 

A veces, sencillamente todo lo descoloco, 
porque la vida es aburrida de tan seria 
y no sé explicarle a mis ojos que puedo ver 
sin permiso lo que está más allá de las paredes, 
y que lo que está más acá me importa un rábano. 

A veces no delego mi felicidad en nada de este mundo, 
y las esperas no existen, 
los síes y los noes se deslizan por los tendales 
junto a las mismas pinzas 
donde alguien quiso colocarlos. 
El dinero es una cuesta de humo y yo voy en patinete 
de espaldas, empujada  por un mono.



La vida es ese circo ambulante 
que dejó de oler a tigre para oler sólo a ilusión. 






Nená de la Torriente