para contar ovejas
en esta noche tan larga…
Temo de mí esa Otra
desconocida
que me respira a
oleadas en un parto
sin útero,
y sabe caminar
en un vacío
habitado por el
eco.
Esa que le dice
espera al amor
y piensa que no se
irá el amigo,
y sigue
sorprendiéndose.
Temo de mí
la que sabe que un
día
es mucho más que
un día,
y con él se pierde
un cucharón
de cosmos.
La que al besar
pierde el conocimiento
un segundo, dos segundos, tres ...
Temo que en algún
momento
se precipite por algún
barranco sin mí,
sin previo aviso,
sin más preámbulo
que este desafío
constante
de superar la
decepción en cadena
de tanto hecho que
parece insólito.
Temo de mí esa
garra vital
que amenaza a la
vida
y la dice ‘oye tú
vas muy lenta’,
o ‘¿dime quién ha podido diseñarte
tan absurda?’
Temo esa Otra que
me vive a bocados
y me discute casi
todo lo que pienso,
que a veces quiere
vivir como una ermitaña
y otras como una
artesana de las marionetas.
Esa que colgaría de
los pies a los que firman
el inicio de todas las
guerras,
incapaces de
ver las cosas
esenciales y sencillas
que todos
necesitamos sin dispensa.
Pero sospecho que cualquier día,
me
la exterminan sin más con uno de esos
sprays mata
moscas…
Nená de la Torriente