y
aprender a mirar como ellos.
Ser
su madre, su padre,
su hermana mayor,
la más chica, su gemelo;
el
palo que lleven en la mano,
su muñeca favorita.
Quiero
descubrir el sol
e imaginar lo que
imaginan
y
no olvidarlo nunca.
Ser
arena entre sus dedos,
la
lluvia en las comisuras traviesas
de
una risa sencilla.
Quiero
sentarme junto a los viejos
y
aprender a mirar como ellos.
Ser
su amiga, su compañero,
aquella
que les ganó al tute,
el que les fotografió en el colegio;
la
taza de chocolate
que gravita entre sus dedos
y
el profundo placer de las cosas mínimas.
Ser
el dolor de la pérdida y el consuelo
de
aquel mal que no volverá nunca.
Nená
de la Torriente