No hago un verso a nadie
porque
me cansé de ser ilusión
detrás
del espejo donde se miran
los
rostros,
¿acaso
no merece la musa
ser en sí misma
un
plato que se devora
en su propia saliva?
¿Una
flor que se retro-liba?
¿Un
cuerpo que se hace el amor
a
horcajadas, con posturas imposibles
y
aun así se goza?
No
hacéis más que demandar una idea.
Dejadme
en mí
si
no vais a darme nada.
Nená de la Torriente