lunes, 7 de julio de 2014

En este lunes que arrastra domingo...


Donde quede el cielo, 
donde se marque la curva de oro 
que nace y desfallece entre azules 
que no lo son,  allí mismo se escribe 
mi nombre, 
como lo que no es,  siendo. 

Me preguntarás de qué me sirve 
saber dónde colocarlo,  y 
sabrás por mi sonrisa y el modo 
que tengo de caminar,  que los pies 
están muy pocas veces quietos, 
y que los labios hablan más sonriendo 
que en el confuso manantial de voces. 

Un punto estático es un tesoro 
siempre que abres los ojos. 

Tal vez no comprendas muy bien todavía 
esta terquedad mía por esta mota de polvo 
en una balda, 

pero saberse 
(sólo un poco) 
aunque no te conozcan los otros 
ni te carguen en sus redes con todas 
sus maravillas, 
ya es todo un afortunado lance. 

Créeme. 




Nená de la Torriente