La
página llena que cae
en
el olvido de unos ojos atentos.
Ese beso
que
da la vuelta al mundo
al
moverse tu lengua
orillando a mi boca, y sucumbe
en
el rayo que separa
mi
exceso de tu parvedad.
Me
dices siempre
que todo en este mundo
llega
para estar pasando,
y
en este suceder moribundo
nace
el dislate,
la
mordida de pantera,
el
fuego,
la
lluvia como una lanza,
el
tic tac que abre llagas,
la
vena abierta,
sí,
el
instante de
mayor vivacidad.