viernes, 25 de abril de 2014

Aúllo como tú, 
¿lo escuchas? 
Somos soldados del mismo viento. 
Caminar despacio 
hace que los zapatos terminen 
escupiendo lagartijas, 
y de esperar tus manos 
yo he perdido la cintura 
y mis labios se han borrado 
de anhelar tus besos. 
Ojala se llevará mi mente 
de tanto imaginarme contigo, 
como un suspiro pegado 
a otro suspiro 
o un renglón aparte, 
en un mundo de renglones seguidos. 




Nená de la Torriente