¿lo
escuchas?
Somos
soldados del mismo viento.
Caminar
despacio
hace
que los zapatos terminen
escupiendo
lagartijas,
y
de esperar tus manos
yo
he perdido la cintura
y
mis labios se han borrado
de
anhelar tus besos.
Ojala
se llevará mi mente
de
tanto imaginarme contigo,
como
un suspiro pegado
a
otro suspiro
o
un renglón aparte,
en
un mundo de renglones seguidos.
Nená de la Torriente