Vuelven las lágrimas
en esquelas tediosas,
la marea
ha traído como un cartero
estas letras mojadas.
Ya no sé a quien mandárselas
para que no vuelvan,
ni qué sello he de ponerlas
para que pierdan la memoria.
h
Imaginan las lunas
que los cielos son suyos
labio sobre labio,
y ni mío
es tu beso
ni la noche
¡Qué sólo está el deseo sin
el dictado de dos!
Nená
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