sábado, 16 de julio de 2011

-poetas de aire asmático-

Sabíamos de los siglos por su edad
su distinto tacto entre los dedos
al pasar las hojas por los libros,
con el descuido de la sangre quieta,
imperturbable.
Sabíamos que no rezaba el silencio
cuando las bocas pasaban hambre,
y que las sonrisas valían tanto
como valían los deseos
sobre un aire distinto,
distinto del olor a tierra.
Crecimos solos
al amparo de luces de flexos,
de libros cerúleos,
de irrealidad real y polvorienta.
Y supimos de mil guerras
de mil quiebros sin raíz ni cuenco,
de otras palmas abiertas
distintas de las nuestras.
Hoy no llevamos hatillos
ni sandalias fieras,
no llevamos dilemas
ni huesos de frutas,
no tenemos pulsos
vendidos a la multitud,
a causas bendecidas.
Portamos un corazón pequeño
y un montón de versos
de hondura débil.
Fuimos una bandera sin mástil
sin aire que la sostuviera,
llena de suspiro
y de vergonzosa intimidad.

Nená

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame