Confieso que voy a dejaros poco:
que soy de noches sin luna
y de mañanas de lluvia,
que aún me encantan los lapiceros
y los manteles de lino.
Confieso que a cualquier hora
enciendo una vela,
cualquier plato es más delicioso.
Que el vino me pierde,
que me gustan las plantas sin flor
las de mil hojas verdes,
y que prefiero las bañeras
para perderme.
Confieso que no aguanto al tonto
como devoraría al tierno,
y que la vanidad pueril
me irrita hasta lo inimaginable.
Confieso que soy torpe,
distraída de mis cosas.
Que no acumulo riquezas
-levantan polvo y contrariedades-
Y que no se venderme a la multitud
porque me asustan los confines.
Nená
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