He sentado una amapola
sobre mi pelo
y le he pedido brega
y urgencia.
Quiero que ella me traiga
la primavera,
la luz de todas las cosas
que ayer se me perdieron.
Que sea el fielato
del poema,
el vértice y el faro.
Quiero que deje que vuelva
a mirarme al espejo,
abajo en el portal, o más allá
en ese frío vidrio de los escaparates,
que se defienda sin pena.
Existir siendo universo,
para morir un día después
sin regresar nunca más
a su banqueta dormida.
Nená
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