miércoles, 24 de septiembre de 2014

Vivo.


Me vuelco en muerte 
como me vuelco en vida, 
pues no deja de ser una trenza 
interminable. 
Soy tuya el tiempo que me habitas 
y la estación que me nombra 
lejos de toda cordura. 
Si andas pensando o conjurando a la aurora  
desapareceré como huyeron los duendes, 
porque la vida silba a lo que invita a la vida 
y no se atiene a razones ni a tegumentos de tinta. 
Mírate en lo alcanzas, 
en lo que turbas, 
en lo que meces, 
que yo ya te estoy adorando 
hasta en lo que no me avienes
siendo tan tú . 




Nená de la Torriente