viernes, 12 de septiembre de 2014


Qué adentro se cuelan los días 
cuando la luna no es perezosa. 
Ésta tan próxima nos hace veleros 
sin armar 
con velas de dudosa textura. 
Somos de mar como sus mareas 
y el contoneo fauno de su oleaje, 
animales marinos con añoranza 
por tomar tierra. 
Esta luna tan grande nos toma el pulso, 
nos derriba, 
nos seduce, 
hace de huesos y músculos una miscelánea. 
¿Qué somos más que lo que ella nos condiciona? 
Un par de alas rotas 
que se pasan la vida remendándose, 
pájaros huidizos, y a veces, 
enormes fauces de león. 




Nená de la Torriente