miércoles, 3 de septiembre de 2014


Sé que no quedan faros 
al otro lado de esta parte 
Vendí mis ojos por un beso largo 
en noches de finales de agosto 
Piedad para los amantes 
que no entienden de renuncias 
El No es una quimera absurda 
una deuda, un duelo, 
no existe la culpa 
La culpa es de perezosos 
Lo pleno es un campo de amapolas 
sobre un nido vacío 
¡Pronuncia mi nombre, anda! 
¡Dí que me quieres 
como se posa el rocío 
en la fragilidad de la hoja 
recién nacida! 
Que yo te devolveré la juventud 
que no se pierde 
y ese amor que en cuatro letras
no se encadena nunca
porque no conoce palabras, 
ni silencios, 
ni el extraño espacio que 
lo mantenga retenido 
bien 
sabes
tú 
que 
no 
voy 
ponerte 
aquí,
ni allí 
un 
punto-  


Nená de la Torriente