Tengo
que decirte
que
detrás de estos ojos
hay
cien tabiques,
que
levantaron los años
con
su imprudencia.
El
pudor que mató la insolencia
y
la desfachatez más brillante
atrapada
en las cunetas
y
en la gravilla de los caminos.
Tengo
que decirte
que
persigo la luz voraz e intensa
para
que me lave por dentro
como
una ablución lumínica.
Que me
cuelgo de todos los balcones
y alcanzo
todas las cornisas
como
gata huyendo de ratones,
de
rufianes y mendrugos
arropados
en mancha,
buscando
sólo tu amor en las tapias
y
la palabra
que se rescata a sí misma.
Nená de la Torriente