jueves, 11 de septiembre de 2014


No me vendáis soldaditos de plomo 
ahora que es malo para la salud, 
ni batallitas de otras épocas que 
no miren los desgarros de ésta. 
Soy una principiante, 
siempre soy nueva e inexperta, 
me adelantan todos con sus caballos 
alocados e imaginarios. 
No quiero venderos platas 
ni poesías a medias, 
ni siquiera líneas de tinta 
que constituyan renglones. 
Yo soy un yo divagante, incompleto, 
que añora las hortensias 
por sus múltiples hojas. 
¡Dejadme que sean del color que quieran!
(Al menos eso, ¡dejadme!) 
No me tengáis sólo en lo que la lectura airee 
que como un verso inacabado 
nunca sabréis quién soy 
ni de qué ternura me cuelgo. 
He visto como lloráis en horas de luna 
y en minutos de incandescencia,
creedme

De mil modos, siempre 
os llevo de la mano
o arrimaducos a mi cintura. 
Beso el aire que vincula
vuestra leontina
pero no soy ese preciso reloj.
¡Debéis vivir, eso toca!



Nená de la Torriente