lunes, 24 de agosto de 2015

Soy el ladrillo y la ceguera 
la alondra y el cielo claro 
¿por qué quieres hacerme 
a tu imagen y al tintineo de tu sueño? 
¿A caso no te basta con contemplarme? 
Me dijiste     pronto, pronto! 
Creyendo que podías sujetar al tiempo, 
así,              tampoco a mí. 
Nadie nada en su río 
ni controla las corrientes 
cuando se trata del amor de otro, 
de sus ansias, 
de lo que quiso y de lo que ya no quiere, 
de lo que no pensó ni por un momento 
y ahora lo ocupa todo. 
¿Por qué es tan importante la razón, 
única para un sólo ser, 
imperfecto, vulnerable? 
Mira el amor, 
tan de todos los seres, 
afrentado y ejecutado siglo a siglo 
con híbridas vestiduras. 
Déjame que te sonría, 
es la puerta franca que conozco, 
el camino más rápido de todos 
para que sepas 
que puedes contar conmigo, 
que no estoy en guerra, 
y que quiero 
y puedo amarte 
con la permanencia 
de mi propio reino. 



Nená de la Torriente

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