Soy el ladrillo y la ceguera
¿por qué quieres hacerme
a tu imagen y al tintineo de tu sueño?
¿A caso no te basta con contemplarme?
Me dijiste pronto,
pronto!
Creyendo que podías sujetar al tiempo,
así, tampoco a mí.
Nadie nada en su río
ni controla las corrientes
cuando se trata del amor de otro,
de sus ansias,
de lo que quiso y de lo que ya no quiere,
de lo que no pensó ni por un momento
y ahora lo ocupa todo.
¿Por qué es tan importante la razón,
única para un sólo ser,
imperfecto, vulnerable?
Mira el amor,
tan de todos los seres,
afrentado y ejecutado siglo a siglo
con híbridas vestiduras.
Déjame que te sonría,
es la puerta franca que conozco,
el camino más rápido de todos
para que sepas
que puedes contar conmigo,
que no estoy en guerra,
y que quiero
y puedo amarte
y puedo amarte
con la permanencia
de mi propio reino.
Nená de la Torriente
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