Ojala que aún fuera martes
para no llegar a un triste miércoles
de vida
donde despeñarse
y no gatillar ese paso desesperado
hacia el vacío
donde se pierde el juicio.
Ojala que olvidar lo que no se encuentra
sirviera
para arrancarse este duelo necrosado
y seguir adelante
como un pájaro libre.
Ojala que la oscuridad cubriera esta imagen
tan dolorosa como inútil
y permitiera a los pulmones
moverse
a un ritmo razonable.
Donde quede el corazón
que no vayan las palabras
a vender sus vacíos.
Nená de la Torriente
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