Desde el acento
o
¿era el punto y coma?
En este despertar despeinado
encuentro la hiedra
como ese camino que perdí.
Han pasado mil estaciones
para que me dé cuenta,
qué ingenua he sido.
Todos somos soldados
de una batalla imposible,
y antes de acercamos
a la derrota nos sentimos invencibles.
Ser inocente no sirve de nada
entre tanto ademán lascivo
o estúpido
o inconsciente.
¿A caso nos pensamos más capaces?
Sé que nadie va a entender
este vestuario de franquezas
¿y eso me hace especial?
No, rotundamente no.
Nená de la Torriente
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