miércoles, 21 de enero de 2015

Desde el acento 
¿era el punto y coma? 



En este despertar despeinado 
encuentro la hiedra 
como ese camino que perdí. 
Han pasado mil estaciones 
para que me dé cuenta, 

qué ingenua he sido. 

Todos somos soldados 
de una batalla imposible, 
y antes de acercamos 
a la derrota nos sentimos invencibles. 

Ser inocente no sirve de nada 
entre tanto ademán lascivo 
o estúpido 
o inconsciente. 

¿A caso nos pensamos más capaces? 

Sé que nadie va a entender 
este vestuario de franquezas 
¿y eso me hace especial? 

No, rotundamente no. 



Nená de la Torriente

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