domingo, 11 de enero de 2015


Déjame ser tu voz, 
háblame. 
Déjame ser un poco tú, 
un poco nadie, 
todos un poco. 
Anímame el ánima 
contigo 
con esos dos luceros 
que hablan solos, 
con esos labios secos, 
a veces húmedos 
en la oscuridad del día, 
en el resplandor de la noche. 
Alma bendita 
déjame recogerte, 
descubrirte, 
enredarme en tu capricho, 
ser un nudo más en tu sirga. 
Nunca un lema, 
ni un atributo 
ni una metáfora. 
Permíteme esto: 
Ser 
mucho 
más 
que 
un te amo. 



Nená de la Torriente

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