jueves, 22 de enero de 2015



Extraña vitalidad 
que rodea el macizo, 
para ver la única flor 
que ha crecido. 
Extraña vitalidad 
que nace de lo muerto 
y nos persigue en el espejismo 
de los siglos. 
¿Dónde estabas cuando la lágrima pendía 
como un filo de espada 
sobre el mismo cuero? 
¿Dónde cuando al mar las velas 
se hicieron gaviotas 
peregrinas de la costa? 
Ahora protégete de mi, 
si es que puedes. 
Pronuncia mi nombre 
con la voz de otro
y dime que estuve siempre 
aquí 
entre los vivos, 
y no en el espacio irreal 
de una apetencia. 



Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. Siempre quedan raíces hasta entre el asfalto se asoma lo que un día lo cubrió todo
    Un beso y buena semana!

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  2. Gracias por tu atinado comentario.
    Un abrazote grande,

    Nená

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