jueves, 17 de septiembre de 2015

Hoy, así la vida


Hoy no me reconozco 
en el rostro de los demás,
como otras veces. 
Tantos matices,
luces, 
interruptores encendidos 
que están para dejar paso 
a otros cientos. 
El gesto taciturno del que viaja en el bus 
sujetando el enorme peso de sus dedos, 
la historia que encierra la arruga de su anular 
en el cruce del pulgar en garra. 
El frunce de la boca bonita 
que tal vez busca un lunar que no tuvo 
y debió de ser besado, 
justo en la linde de su comisura. 
El ojo en laguna retenida 
con un brillo en explosión, 
controlando el llanto de una sola lágrima 
que correrá tanto 
como perderá la ira su gran frase. 
Aquellas cejas juguetonas que quieren pensar 
que alguien las invitará a jugar, 
a un lenguaje sólo cifrado por dos 
en cualquier rincón del mundo. 
Los pies que sin saber que lo hacen 
se rozan 
y después con sabiduría profana 
se irán a hablar en silencio. 
Las pestañas que acarician la mirada de otro 
atrapándolo en un universo de juegos, 
empecatados e indóciles 
o corteses y románticos. 
La palabra dicha en el tono justo 
para sembrar la simpatía 
o para inocular el rechazo.
Hoy no me reconozco en los demás 
como otras veces, 
se desvanecen en otro mundo, 
se van alejando,
se pierden en una película en blanco y negro 
que visiono con cierta melancolía. 



Nená de la Torriente 

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