miércoles, 2 de septiembre de 2015

CARACOL ERRANTE


Se detiene el pulso,
no el suyo, el del mundo, 
el susurro perdido de unas ramas 
le adormece. 
Está pasando, 
sin fiereza ni fauces ha despertado 
y se ha llevado la humedad 
a una estancia abierta, 
entre recortes de muro y olor 
a cáscara y a baba amable. 
Ella lavada por sus propios círculos, 
tan ciega, 
se deja olvidar inconscientemente 
como si nunca hubiera tenido poder, 
como si nunca le hubiera amado. 
No va a rescatarlo, 
nunca pensó en hacerlo. 
Su humanidad abarca 
el espacio que anida su hogar 
y su eco,
él debió comprenderlo entonces 
como lo comprende ahora. 

Caracol que partes por el mundo 
sin tu casa rígida, 
estás solo, 
estamos solos 
pero podemos gritar que somos libres 
¿quién dijo que fuéramos dioses?  


Nená de la Torriente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame