Eternos OTOÑALES
Que qué nos duele
con esta savia agria
que ha perdido la densidad
de aquella otra savia,
la de los juncos en primavera,
con aquel olor a fluxión,
a acto de amor,
a embarazo.
Hemos muerto todavía.
Nos seguimos mirando
en un screener en blanco y negro
con pequeñas secuencias de color:
Vuestros ojos
que llegan hasta esta curva
tan nuestra
de cayado de sabina
y de memorias ambiguas,
a recordarnos la Luz
y todas sus irisaciones.
Que qué nos duele...
Nená de Torriente
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