Todo ha de ser fácil
para que me quieras y
¡oh!
No siempre un hombre
oculta sus ojos
porque ha visto demasiado.
A medio camino de ninguna parte
no puedo mirarte,
se me hunden los pulmones
en una poza de arena.
Me estoy perdiendo.
¿Tiene sentido ya?
Una vez pensé:
`Me echo tanto de menos... ´
Deliraba.
Mis parpados son armarios en primavera,
aireándose,
pero estos oídos han escuchado
miles de embustes
¿hoy se puede emplear el término
sin que te arda la lengua?
Se ha roto la costura
que contiene el epítome
de mis sergas
y el sonido de las aguas
que tanto amo.
Cada día me cuesta más reconocer
los veracicuánticos
por los que apostar,
por eso me acerco a las aceras
y a sus hervores insaciables
a recoger los charcos con sus secretos mapas,
pero no siempre estoy atenta.
Estoy sola,
voy a estar sola
y estaré sola sin paparruchas
ni codiciadas cobas,
y felizmente desabastecida
de mí
para no acodarme en caprichos.
Nená de la Torriente
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