El LIBRE
La libertad no la tienen
los que no tienen su sed.
Rafael Alberti
Todo le alcanza
como un bote a otro se abarloa.
Pierde la voz y le entra el pánico.
Ve la muerte en cada repulgo de ola
y sigue queriendo ser marino.
Ama a una mujer mitad sueño,
mitad calamidad.
Besa sus pies de escamas
y en un coma lesivo va del beso
al vientre sin pasar por su inexistente sexo,
una anaconda que vive en el océano
a la que finge no adivinar.
Su sed no está en el mordisco del aire
en cada amanecer a solas.
Regresa a él y se pregunta
si todo lo que hace vale la pena,
eso le mantiene cuerdo un día más,
y así un día menos gasta la vida
a su manera,
como sólo él ha elegido.
Nená de la Torriente
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame