martes, 3 de noviembre de 2015


De nuevo el silbido, 
el aullido del infante 
con demasiados espejos. 
Pico y pala 
pico y pala 
pico y pala 
y la canción de siempre. 
El sembrado y sola la amapola 
en medio de mucho tallo macho 
que piensa que ella está de visita, 
y ha venido a pretender. 
Cuán poco misericordiosa es la breña 
que entre risco y arena 
sólo ve el viejo requiero 
de una canción nada legitimada. 
Cuánta mentira hemos mal alimentado. 
¿A caso crees ojos de agua 
que la amapola se fijó en ti? 
Pico y pala 
pico y pala 
pico y pala 
y ese aire absurdo tuyo
rechazando 
lo que sí vale la pena, 
su entrega como vara de zahorí 
porque ella puede llevarte 
donde no existe la presunción. 
Todo lo que a ti te está estorbando.
Pregunta o abrázala, 
pero no la juzgues. 


Nená de la Torriente

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