jueves, 5 de noviembre de 2015

Así me duermes todo el tiempo


Cómo se alinean las costumbres 
para adormecer los pulsos. 
Así me duermes todo el tiempo. 
Sin cadencia las aguas 
cierran los puertos 
y las velas se suspenden 
como nubes frágiles. 
Se suceden los días, 
serenamente y casi plácidos 
entre el paladar y la lengua, 
sin oxígeno, 
ajenos a la melancolía y 
a la paz verdadera tras el grito 
y la víscera rota. 
Así me duermes todo el tiempo,  
aferrado a una bola de vidrio 
donde achicar distancias 
y apalear la palabra como a un perro, 
en un dominio aberrante; 
escapando de ese punto 
más allá del extremo del mar 
porque allí no puedes controlarlo todo, 
y es de eso precisamente 
de lo que se trata. 
Así me duermes todo el rato.


Nená de la Torriente

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