martes, 20 de octubre de 2015

TENME PACIENCIA

Dejaron de encanecerse mis sueños 
como tú me dejaste de soñar. 

Te decía      Tenme paciencia 
porque lloro peces y hablo ríos 
y mi puerto de mar se va a la deriva, 

pero no comprendías que volviese 
a planchar las aguas 
para arrugarlas de nuevo en olas. 

Te decía      Tenme paciencia 
como aguardas cada tarde la marea 
y dejas que el bote no encalle 

bailando juguetón mientras tú le pintas. 

Mis sueños son bucles redondos de calima 
que de blanco sucio de amanecida 
buscaron el color de los atardeceres, 

y al abrirse por el desgaste de los años 
midieron palmo a palmo los acantilados 
que tú paseabas cada día. 

Hoy cruzan vaporosos el océano 
buscando nuevas rocas 
para seguir midiéndolas, 
y llaman a cualquier pie idéntico al tuyo 
 que las recorra en un paseo. 

Y te decía     Tenme paciencia,
                                    sujétate a mí, no te sueltes. 

Pero ya piensas en los pinos de la colina, 
y en el aire furtivo que los oscurece en mate, 

el movimiento del mar se te olvida, 
y las olas 
y las mareas. 



Nená de la Torriente

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