jueves, 1 de octubre de 2015

Pequeño azul


Junto a la alberca, 
que no era una alberca, 
y la colina, 
un puñado de ramas altas y apiladas, 
nadie se dio cuenta 
de que tú habías crecido. 

Vivía abril aún en tu hermosura, 
pero por dentro 
un velo tejido con huellas 
sobre la arena húmeda 
iba mordiéndote las ganas 
de volver a ser lo que fuiste, 
o no serlo más ningún día 

¿qué hacer contigo? 
¿A quién venderle un segundo 
o un tercer día
la fragancia del primero 
con matices distintos? 

Pensaste hacerte envoltorio 
de cualquier otro libro, 
eclipse de sol, 
ayuno bajo las ramas de las cajigas, 
príncipe heredero de algún venerable 
que codiciara de algún modo 
tu falsa inocencia, 
tu mocedad bien parecida, 

aunque se te olvidaba 
que la mirada de los otros y su lectura 
no era agua del mismo pozo. 

Pequeño azul
¿qué hacer contigo?





Nená de la Torriente

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