TODO TIENE LA VEZ
Todo tiene la vez,
el acuse de recibo de ser entregado,
volteándose, baleándose,
suspendiéndose o conteniéndose
a voluntad o sin ella.
Todo puede llegar a ser lo inaugural
desde su propio comienzo,
desde su llegada,
sin abandonar la cabeza de fila
reteniendo la postrimería
como algo para lo que no ha nacido,
para lo que no ha llegado hasta aquí.
La palabra sólo es un vehículo
poderoso y de término
que limita los contornos,
a veces los dilata y amplifica,
los enaltece o los deshincha;
nunca el filo que hace sangrar
el espacio justo de las cosas,
nunca la soberanía por encima de la vida,
lo sublime que hace envejecer a la aurora.
Hablo, escribo, cierro los ojos,
y todo tiene la vez,
la palabra sólo unos pocos.
(Infortunados
si nos creemos los dueños
del mundo)
Nená de la Torriente
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