viernes, 16 de octubre de 2015

“Lo específico de la conciencia
es querer experimentar con ella”
Savater

Si pudiera detenerme en un punto exacto 
y gritar amarillo 
y ser eso exactamente y no otra cosa, 
no conocería el verbo ni sus dimensiones, 
ni la forma que tenemos de aprenderlo todo,
sería entonces un grito amarillo 
que no conoce el grito, 
sería un hermoso amarillo que no entiende 
el término amarillo, 
un color que no sabe de la palabra color. 
No tendría mérito ser así 
porque el mérito no se comprende, 
ni ser feliz o infeliz, amado, deseado, 
ni arrogante, ni perverso, 
ni soñar, parpadear o ilusionarse. 
Entonces tal vez sería azul, 
sí sería azul, 
por la posibilidad de ser rebelde 
a mi propia rebeldía. 
Ya ves, tanta geometría para ser tan frágiles. 
El agua es a menudo amiga 
y no nos hunde demasiado, 
otras veces nos recuerda de qué condición somos y
nos empapa al primer contacto. 
Los unos y los otros somos barcos de papel 
siempre metiendo el remo. 
¿Por qué crees que cada loco tiene un tema? 
Si amáramos a los demás 
como a nosotros mismos 
el mundo sería un desastre. 
¿Por qué crees que si no te veo
mi corazón no te siente? 
¿Quién bien te quiere 
tiene que hacerte llorar? 
Hay tantas estúpidas respuestas 
que me darías
que no sé si seguir haciéndote preguntas, 
aunque pensarás que son preguntas tontas 
a las que responderías brillantemente. 
¿Jugamos entonces?
¿Por qué te empeñas en que la cabra tire al monte? 



Nená de la Torriente

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