lunes, 15 de junio de 2015


Te prometo un  temporal 
y tú en cambio te quedas dormido 
escondido tras las acacias, 

y esperas que no te lo tenga en cuenta. 

Te ofrezco la ternura del roce 
más allá de la propia levedad, 
balbuceas sin comprender 
pensando qué debes pensar 
o qué deberías responder, 

y esperas que no te lo tenga en cuenta. 

Te entrego mi voluntad, 
mi horario, mi vigilia, mi duermevela, 
agachas la cabeza y hesitas, 
no sabes a cambio qué tendrás que hacer 
si será un paraíso perfecto, 

y esperas que no te lo tenga en cuenta. 

Me confieso destronando al complejo 
que borbotea dentro de mi cabeza, 
divido mi confuso, 
le aniquilo, 
levanto jardines en el lodazal, 
construyo puentes, 
arruino deserciones, 
me pinto fea para mirarte, 
oculto mi belleza 
para que no me tengas tan distante 
y tú tan receloso, 
tan estúpidamente premioso, 

y aún esperas que no te lo tenga en cuenta. 



Nená de la Torriente 

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