Paloma
Como un mosaico colocas la palabra.
Rompes su armazón poderoso
y construyes un baile cada día
al que le faltan taconcitos sucios
y le sobra música.
Te miro con estos ojos de golondrina
y arqueo las cejas.
Estiro las ganas de verte
a través de las nubes
para no perderme ni una sola
de tus pausas
entre letra y pecho,
tejado,
musgo seco,
ayeres
que nunca expiran.
Gota a gota
de lluvia
empapa tu verso
sin darse la mano nunca,
y no deja
de sorprenderme eso.
Tan distinta es la promesa
de tu canto sin peligro
que recojo tu compostura
de ese gesto roncero,
y lo pongo
distraídamente
en tu melena rubia.
Nená de la Torriente
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