Y aún tendremos que oír muchas cosas,
solemnes epitafios sobre la palabra
que sigue luchando
por sobrevivir entre los muertos.
Y nos dirán cómo amordazar
lo que no tiene boca,
y cómo
calzar unos pies inexistentes.
Nos enseñarán a enjuiciar
nuestras emociones
intitulando textos-manicomio,
y a aquietar el arrojo
como una doma necesaria.
como una doma necesaria.
Pero seguiremos alzando las manitas
para alcanzar todo lo que nos resulte adorable,
como lo hacen los niños,
como lo haría aquel que aún espera cazar
maravillas
maravillas
para llenar su lata de secretos.
Porque algunos no podemos crecer,
no pensamos crecer,
no queremos crecer,
si crecer implica volvernos
unos desapasionados imbéciles.
unos desapasionados imbéciles.
Nená de la Torriente
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