miércoles, 10 de junio de 2015


En algún espacio sin nombre 
vivo contigo. 
Tú te empeñaste o yo me empeñaba, 
pero dimitías tan cobarde como siempre 
y será eso lo que te llevarás 
al otro lado de este lugar, 
en el que nunca has creído. 
Ya ves que dinamita de espantos ha de explotarnos, 
a ti de noche 
o en una respiración infrecuente, 
a mí en un poema incoherente 
reescrito en versos 
 sin ninguna música. 
Al otro lado de la linde 
el niño recogió a cuatro tristes, 
cuatro 
y no a uno 
queriendo hacer un jardín secreto, y
un amor me cambió por olvido 
en sólo dos semanas,  
eso no te lo he contado. 
Los días ya no se anudan a los dedos 
van rodando 
como anillos de polvo, 
sin buscar dónde 
ni cómo amontonarse; 
pero yo sigo recortando margaritas 
y acaricio las nubes con las manos 
en días de tormenta, 
me toco el pelo 
para sentir 
que está despeinado 
y humedezco los labios 
por si llegase el día de los besos,
ese en el que las lenguas y el corazón 
 no sabrán separarse. 



Nená de la Torriente

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