vivo contigo.
Tú te empeñaste o yo me empeñaba,
pero dimitías tan cobarde como siempre
y será eso lo que te llevarás
al otro lado de este lugar,
en el que nunca has creído.
Ya ves que dinamita de espantos ha de explotarnos,
a ti de noche
o en una respiración infrecuente,
a mí en un poema incoherente
reescrito en versos
sin ninguna música.
sin ninguna música.
Al otro lado de la linde
el niño recogió a cuatro tristes,
cuatro
y no a uno
queriendo hacer un
jardín secreto, y
un amor me cambió por olvido
en sólo dos semanas,
eso no te lo he contado.
Los días ya no se anudan a los dedos
van rodando
como anillos de polvo,
como anillos de polvo,
sin buscar dónde
ni cómo amontonarse;
pero yo sigo recortando margaritas
y acaricio las nubes con las manos
en días de tormenta,
me toco el pelo
para sentir
que está despeinado
para sentir
que está despeinado
y humedezco los labios
por si llegase el día de los besos,
ese en el que las lenguas y el corazón
no sabrán separarse.
no sabrán separarse.
Nená de la Torriente
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